A los pies, en el lado del Evangelio, se destaca la torre en ladrillo, levantada sobre un cuerpo de piedra, procedente de la anterior Iglesia y que presenta un ligero desvío en la alineación con la nueva construcción. Es una hermosa torre barroca en la que son evidentes las influencias de lo mudéjar.
Consta de cinco cuerpos, pero están mal armonizados los dos primeros cuerpos son de planta cuadrada y los tres últimos octogonales. Por la documentación sabemos que ya estaba terminada en 1763, momento en el que se arrienda el palomar.
Merece destacar que dentro de la torre barroca se conserva la estructura de la torre primitiva, en más de la mitad de su altura, según atestiguan los arcos apuntados, el doble muro, las marcas de canteros y los diversos tipos de ladrillo.
La Torre muestra la pervivencia de la tradición mudéjar en el s. XVIII. Parte de una base cuadrada pétrea, como es habitual en las torres mudéjares de edad moderna (Torre mixta que se generaliza en la segunda mitad del s. XVI), mientras el primer piso, ya de ladrillo, presenta en cada cara dos arcos de medio punto cegados y flanqueados por pilastras. A partir de este cuerpo se pasa a la planta octogonal en la que se abre en cada una de sus caras un arco de medio punto y se decoran con profusión de dientes de sierra a tresbolillo. Esta rematada con un chapitel semejante al de la Seo de Zaragoza, de fines del s.XVI.
El objetivo de la intervención ha sido, por un lado, recuperar a imagen exterior que tuvo la torre, y por otro eliminar los elementos añadidos recientemente que dificultan el entendimiento del espacio interior.
Para recuperar la imagen exterior hubo que reconstruir el chapitel por encontrarse en muy mal estado, se reconstruyeron los antepechos de ladrillo en los huecos del cuerpo de campanas, se realizaron integraciones volumétricas de ladrillos en las zonas en las que se encontraban muy degradados. Por último, se procedió al rejuntado con yeso de los muros de fábrica de ladrillo de la torre.
En el interior de la torre se eliminó la escalera construida en el siglo XX y, para volver a dar acceso al cuerpo de campanas se proyectó una nueva escalera de acero corten exenta, liberando así los muros interiores de la torre. De esta manera se pueden apreciar todas las huellas e información existente en los muros. Para finalizar la intervención se reubicaron las campanas en su lugar original.