Castillo de Monreal de Ariza

El castillo se encontraba en estado de ruina y su propiedad es compleja, pues una parte es del Estado y otra de la Iglesia. El IPCE, que tiene como cometido la investigación, conservación y restauración de los Bienes que conforman el patrimonio cultural, decidió en el año 2015 iniciar los trabajos necesarios para consolidar y restaurar la parte del castillo de su propiedad, formada por los dos recintos más antiguos.

Recintos amurallados

Las peculiaridades más reseñables del estado del castillo, además de la ruina, serían:

  • El macizo rocoso sobre el que se asienta había sufrido en los últimos siglos un proceso de fragmentación, degradación y desprendimientos de rocas, similar al que se produce en la mayoría de macizos que están expuestos a las inclemencias meteorológicas, que en algunas partes amenazaba la estabilidad del castillo.
  • Las escorrentías naturales y libres del agua de lluvia y nieve por el interior de los recintos estaba afectando de manera importante la estabilidad de los muros de tapia.

Descripción de la fortaleza:

El Castillo de Monreal de Ariza está formado por cuatro recintos amurallados escalonados y adaptados a los niveles y perímetros de los distintos escarpes del cerro, con una extensión total de unos 3.995 m2 y una forma muy irregular. El primer recinto, el más antiguo y elevado, ocupa una superficie de 116 m2; el segundo, de 825 m2, conforma junto con el primero, la fortaleza primigenia; el tercero, que es el de mayor extensión tiene 1.750 m2; y el cuarto, el más bajo y moderno, ocupa 825 m2. Entre los dos últimos recintos se emplaza la iglesia de la Asunción.

Tras la pérdida de su función, el edificio se sumió en un largo periodo de abandono, lo que motivó, con el paso del tiempo, su estado de ruina generalizada, agravada por las características de los materiales con que está hecho y la dificultad de su mantenimiento, además de su gran extensión.

La suma de todas estas circunstancias motivó que, a principios del siglo XXI, el estado de ruina del castillo ya hubiera adquirido unos niveles alarmantes, con las partes altas de los muros desmoronados y sus restos acumulados en el interior del recinto, con potencias de rellenos de hasta 6 m de altura.

La mayor parte de los muros de sus tres primeros recintos amurallados están realizados con la técnica de la tapia de tierra calicostrada con mortero de cal y agujas de madera pasantes. Si se observa con un poco de detenimiento, rápidamente se percibe que la tapia no es igual en todos los muros y que incluso en una misma estructura existen distintos tipos de tapia. Estas diferencias obedecer a las sucesivas etapas constructivas, frecuentemente acompañadas de reparaciones y aumentos de altura de los muros ya existentes, empleando nuevos tipos de tapia.

Se han identificado cuatro tipologías de tapia distintas, alguna de ellas con distintas variantes, y se ha hecho un estudio pormenorizado de todas ellas en el que se han diferenciado sus características morfológicas, dimensionales, constructivas, materiales y resultados de análisis químicos. Como característica importante a reseñar en todas ellas es que la calicostra alcanza grandes espesores, de alrededor de ocho centímetros en algunos casos, lo que ha ayudado a ralentizar el proceso de degradación.

La peculiaridad más significativa de tres de las tipologías es que están construidas empleando fábrica de mampostería con distintas finalidades, como costillas verticales en el interior de las tapiadas en todo su espesor, verdugadas en la superficie exterior de las juntas de las hiladas de las tapiadas y a modo de pequeño cargadero o dintel sobre los huecos de los mechinales de las agujas.

Los objetivos más importantes eran recobrar o mantener sus valores que estaban deteriorados y ocultos por los rellenos de escombros poniendo en valor las estructuras conservadas, evacuar las aguas de manera adecuada para evitar afecciones a los muros y lograr que fuera visitable con las limitaciones necesarias. Todo ello garantizando su pervivencia, alterando lo menos posible su imagen romántica, manteniendo su estabilidad y deteniendo su proceso de degradación, con la finalidad de “hacerlo eterno dentro de lo humano”.

Para acometer las obras, en primer lugar, se acondicionaron los accesos alrededor del perímetro de todo el castillo y posteriormente se excavaron las tierras adosadas a sus muros por el lado exterior con el control arqueológico necesario.

A continuación, se desbrozó el interior del recinto y se estabilizó parte del muro oeste junto a la esquina noroeste por su lado exterior (desde el tercer recinto), debido a su inestabilidad, para poder comenzar las labores de consolidación, tanto en superficie vertical como en coronación.

Junto a estos trabajos y conforme iba evolucionando la excavación de rellenos en el interior del segundo recinto, se comenzó la instalación de andamios por el exterior y por el interior de los lienzos norte y oeste del segundo recinto y comenzaron igualmente las labores de consolidación superficial con reproducción de lagunas y reposiciones volumétricas de sus coronaciones.

Conforme fueron emergiendo los restos de los muros interiores del castillo, se fueron apeando y consolidando provisionalmente para evitar su desmoronamiento.

En la esquina suroeste interior del segundo recinto se dilato la excavación manual de rellenos por la aparición de un importante fragmento rocoso que se tuvo que demoler, apareciendo bajo éste importantes hallazgos (una campana medieval, un casco y un cañón). 

A partir de estos trabajos, comenzó la intervención en la Torre del Homenaje; en primer lugar, el andamiaje interior y exterior, a continuación, su limpieza y saneado de todas sus superficies, la reintegración de lagunas, la entonación cromática de la parte superior a la vista del color blanco aparecido, y finalmente al igual que en el resto de los lienzos las reposiciones volumétricas en las coronaciones.

A la vista del estudio de estabilidad de taludes se ha llevado a cabo el recalce del sustrato rocoso descalzado bajo la Torre del Homenaje, mediante muros de hormigón de cal encofrado siguiendo la geometría del “diaclasado”, además de sellar todas las grietas existentes en la roca con lechada fluida.Para la evacuación de las aguas de lluvia, las soleras de hormigón de cal ejecutadas en la Torre del Homenaje y en el Patio de Armas del primer recinto se han diseñado con una pendiente adecuada para su evacuación por la plataforma rocosa que delimita este recinto con el segundo y su conducción hasta el aljibe pequeño. Será en el segundo recinto donde se ha diseñado un sistema de evacuación de aguas enterrado, con tuberías de drenaje que van recogiendo el agua de cada una de las estancias, y con una pendiente adecuada hasta una arqueta ubicada en la zona de entrada al segundo recinto.

La zona de acceso, al igual que las escaleras, ejecutado con hormigón de cal, se diseña con las pendientes adecuadas y con los mechinales de salida para evitar el estancamiento de las aguas.

Los espacios de este segundo recinto, se terminan con un sistema de gravas “jabre o sauló” compactadas, que permitirán por un lado el drenaje hasta las tuberías enterradas, y por otro una accesibilidad peatonal adecuada para hacer todo el segundo recinto visitable.

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